martes, 17 de junio de 2025

Reseña: "Sapiens. De animales a dioses"

Sapiens. De animales a dioses
Yuval Noah Harari
Ed. Debate, 2015

ISBN: 9788499926223

Mi valoración: ☆☆ (siendo muy generosa)


¿Quién es Yuval Noah Harari?

Yuval Noah Harari es un historiador y filósofo israelí nacido en 1976, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se doctoró en la Universidad de Oxford en 2002.especializándose principalmente en historia mundial, historia medieval e historia militar. Durante su carrera doctoral, profundizó en aspectos relacionados con la guerra (como batallas decisivas y experiencias en el campo de batalla entre los siglos XII y XVI) y su estudio de la Edad Media fue crucial en su formación académica como historiador.

Sinopsis de la contraportada del libro:

Bestseller internacional con más de 23 millones de ejemplares vendidos. Traducido a 65 idiomas. Número 1 en la lista de The New York Times. Recomendado por Barack Obama, Bill Gates y Mark Zuckerberg.

De la mano de uno de los historiadores más interesantes de la actualidad, he aquí la fascinante interpretación de Yuval Noah Harari sobre la historia de la humanidad. Bestseller nacional e internacional, este libro explora las formas en que la biología y la historia nos han definido y han mejorado nuestra comprensión de lo que significa ser «humano».

Hace 70.000 años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una, la nuestra: Homo Sapiens. ¿Cómo logró imponerse en la lucha por la existencia? ¿Por qué nuestros ancestros recolectores se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses, en naciones o en los derechos humanos; a confiar en el dinero, en los libros o en las leyes? ¿Cómo acabamos sometidos a la burocracia, a los horarios y al consumismo? ¿Y cómo será el mundo en los milenios venideros?

En Sapiens, Yuval Noah Harari traza una breve historia de la humanidad, desde los primeros humanos que caminaron sobre la Tierra hasta los radicales y a veces devastadores avances de las tres grandes revoluciones que nuestra especie ha protagonizado: la cognitiva, la agrícola y la científica. A partir de hallazgos de disciplinas tan diversas como la biología, la antropología o la economía, Harari explora cómo las grandes corrientes de la historia han modelado nuestra sociedad, los animales y las plantas que nos rodean e incluso nuestras personalidades. ¿Hemos ganado en felicidad a medida que ha avanzado la historia? ¿Seremos capaces de liberar alguna vez nuestra conducta de la herencia del pasado? ¿Podemos hacer algo para influir en los siglos futuros?

Mi reseña:

Manipulador, distorsionador, simplista, negacionista científico y humanista, desconocedor (adrede) de la evolución histórica.

Utiliza como ejemplos de creaciones del mito a todas las religiones, especialmente la cristiana y la musulmana, pero la judía (que es la suya, no; ya que entiendo que la considera la única verdadera, según él).

No hay que fiarse de un libro de "historia" recomendado por famosos de la vida cultural, económica y política, pero que carece de recomendaciones por parte de historiadores y filósofos. Desde luego, si eres un lector asiduo y tienes una mente crítica, enseguida te darás cuenta de que este libro sigue esa corriente populista y negacionista que está tan de moda. Lo importante hoy no es conocer y saber; es conseguir llevar la razón, aunque sea manipulando y mintiendo; conseguir que el otro crea que está equivocado. Eso es lo que hace este autor. Estas líneas argumentativas tienen un problema: que el autor se contradice una y otra vez en sus ejemplos. Además de que para darles peso se apoya en datos científicos, pero sabemos que esto es simplista y que todo es mucho más complejo. La ciencia no es irrefutable y la se construye con hipótesis y réplicas. Nada es blanco o negro en ciencia y menos aún en la humanística. Manipular los datos tampoco lleva a dar una lección de realidad. No se puede conseguir argumentar correctamente con datos seleccionados y tergiversándolos, a no ser que el objetivo del autor sea llegar a su propia conclusión, es decir, su opinión, no el hecho histórico.

 Su éxito radica en que es fácil de leer y en que expone ideas que de por sí son muy polémicas (nos encantan las ideas polémicas) y que son complicadas de contraargumentar. Pesimista, destructivo, irónico. Un libro para venderse como rosquillas, pero que no aporta nada a la ciencia histórica ni a la divulgación científica.

Como lo mío es el mundo romano, y hace a él varias muchas referencias, voy a poner algunos ejemplos:

Dejando de lado preguntas como ¿qué hubiese pasado si los neandertales hubiesen servido en las legiones romanas? Pregunta que no tiene cabida ninguna en un trabajo serio sobre Historia de la Humanidad. Fijémonos en algunos ejemplos extraídos del libro:

Como especialista, no entiendo por qué califica a los legionarios romanos del siglo II como “teístas”, es decir, seguidores de theos (dios) a la batalla. Afirma que consideraban las prácticas religiosas de los demás como extrañas y heréticas. Dato sin fundamento. Todos sabemos que los romanos, como todas las religiones politeístas, tenían una religión sincrética, en la que todos los dioses tenían cabida y eran asimilados y reinventados.

Retoma (¿cómo no?) la anécdota de que Calígula nombró cónsul a su caballo favorito, Incitatus, cuando ya está más que asumido que era una crítica hacia él que parece que tiene más visos de ser un reto hacia el senado romano por parte del emperador.

El imperio romano, afirma, se basaba en un orden imaginado según unos mitos compartidos por los romanos. Esta afirmación es simplista. El imperio romano existió debido a muchas consecuencias de la evolución histórica de Roma.

Comparar la Roma de Valente con la Tikal de Chak Tok Ich’aak es de un simplismo absoluto. Sus paralelos son puras coincidencias. Si el autor quería buscar dos mundos que coincidiesen, sólo tenía que buscar en la historia y alguno encajaría en su argumentación.

Afirma que al imperio romano le hubiera sido complicado mantenerse sin moneda, pero muchos imperios lo hicieron. El trueque era su forma de intercambio. El imperio romano no basó su gobierno en la moneda. De nuevo estamos ante una argumentación simplista, ya que fueron muchos otros puntos en los que se apoyó.

La afirmación “los antiguos romanos estaban acostumbrados a ser derrotados” no sé (ni explica) de dónde ha podido obtenerla.

Y así, un montón más de referencias, pero no quiero cansar al lector. Mejor que lea el libro y juzgue él mismo. Eso sí, que comience su lectura sabiendo qué tiene entre manos.

Populismo en forma de libro.


2 comentarios:

  1. Leí el libro por muchas recomendaciones, pero la verdad es que me defraudó bastante

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya has podido ver mi reseña. No desastre que hace más daño que bien.

      Eliminar